domingo, 2 de diciembre de 2012

Revilla en Asturias

Miguel Ángel Revilla saluda a los integrantes de una banda de gaiteros antes de leer el pregón en La Nueva.
Miguel Ángel Revilla saluda a los integrantes de una banda de gaiteros antes de leer el pregón en La Nueva. j. r. silveira
La Nueva, M. Á. G.
-«Como pregonero de la fiesta de Santa Bárbara quiero tirar unos cuantos cartuchos de dinamita, ¡pero dialécticos, eh!. Espero no olvidarme de ninguno».

No lo hizo. Miguel Ángel Revilla -economista, secretario general del Partido Regionalista de Cantabria y ex presidente de la comunidad autónoma vecina- llegó a La Nueva (Langreo) con la mecha encendida y pocos escaparon a la onda expansiva. Rajoy, Merkel, Urdangarín, los bancos, los políticos «sin vocación» y los grandes grupos empresariales sufrieron los estallidos verbales, aderezados con expresiones en bable, de Revilla. No se libró ni el Papa Benedicto XVI, por afirmar que no había mula ni buey en el portal de Belén. «Mal está que no nos paguen la leche, pero que no nos roben ganao. Que recorten por otro sitio».

Revilla precisó que «asturianos y cántabros son la misma tribu» y rememoró «la primera entrevista que me hicieron aquí a doble página, en 2003. Me la hizo LA NUEVA ESPAÑA, que tituló en letras grandes "Soy muy asturiano"». Y añadió. «Admiro a Asturias y ya, si encima lo que se celebra es Santa Bárbara, júntanse ya dos devociones porque siempre la tuve por los mineros. Me parece la profesión más heroica y dura, de gente recia, que luchó por lo suyo y que marcó en España un rumbo para las luchas de otros».

El político cántabro relató que el padre de su mujer, que es natural de El Bierzo, ya era minero a los 14 años y murió a los 49 de silicosis. «¿Cómo no voy a admirar a esta profesión? Por eso rebélome cuando oigo que son unos privilegiaos; enciéndeseme la sangre. Tenían que bajar al pozo San Luis, para que vieran lo que es eso, todos esos encorbataos que hablan desde la tribuna del Parlamento y en la tertulias de televisión».

Los cartuchos fueron cuatro. El primero fue para Angela Merkel por el uso indiscriminado de la «podadora». «En España no manda un gallego, manda una señora que está en Alemania. Al gallego lo veo un poco flojón cuando está delante de ella». El segundo fue dirigido a los «defraudadores fiscales» y al propio sistema de recaudación, en el que «los ricos pagan poco o no pagan». La tercera andanada fue para los políticos que ven en su labor «una profesión y no una vocación». También tuvo palabras para Urdagarín y su visita al convaleciente Rey Juan Carlos. «Qué mal me sentó verle entrar a ver al jefe. ¡Que lo metan por la puerta de atrás, hombre!».

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